Los trabajadores agrícolas deben soportar condiciones extremas mientras el cielo se tiñe de rojo y sus pulmones de humo. No pueden parar porque temen quedarse sin trabajo.
Ellos no pueden hacer trabajo remoto o teletrabajo, la fruta no se cosecha sola en Oregon, Estados Unidos. Mientras los incendios se comen los campos de este estado, miles de trabajadores agrícolas se ven obligados a seguir laborando, así el cielo se tiña de rojo y sus pulmones terminen colmados de humo. La uva y el vino tienen que llegar a la mesa de millones de consumidores.
“Me arde la nariz, la garganta, de puro humo que hay pero si no lo hacemos, no nos pagan”, relata la mexicana Nancy Zaragoza a Telemundo. Ella es trabajadora agrícola y cuenta que “no podemos decir que hay mucho humo”, ya que ellos tienen que entregar 12 toneladas de uva al día. Para protegerla, debido a que es indocumentada, el medio decidió ocultar su identidad.
Estados Unidos tiene más de tres millones de trabajadores agrícolas, de los cuales más del 70% son latinos. Ni con la pandemia del nuevo coronavirus dejaron de laborar —fueron nombrados “trabajadores esenciales”— y ahora tampoco con los incendios que arrasan California y Oregon estas personas han podido parar de trabajar. Las condiciones laborales en las que se encuentran son lamentables.
“Es una situación bien difícil porque estamos respirando puro humo; nos dan mascarillas pero con el calor cuesta trabajar con ellas, y la verdad que no sirven para el humo”, detalla Zaragoza. Ella y sus compañeros ganan dinero por día trabajado, eso quiere decir que no pueden faltar un solo día al trabajo con riesgo a perder su sustento.
La crisis a la que se enfrentan los deja entre el hambre y la enfermedad. Una encuesta realizada por Universidad Portland State y dirigida por Jennifer Martínez —secretaria de “Oregon Latino: agenda for action”— en la que reveló que los trabajadores agrícolas están sufriendo estrés financiero y físico en todo el estado de Oregon.
“Realmente [los incendios] están añadiendo más miedo a lo que están viviendo los trabajadores agrícolas (…) Muchos trabajadores agrícolas nos dijeron que ya habían pedido prestado dinero a otros miembros de la familia”, dijo Martínez en una entrevista a KATU.
Un par de fotografías se viralizaron en las redes sociales con el hashtag #WhereIsOSHA (¿Dónde está OSHA?, en español), instando a la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA, por sus siglas en inglés) del país a hacer algo al respecto. Las imágenes escandalizaron a miles de internautas al evidenciar en qué condiciones trabajaban las personas que garantizan que llegue la fruta y todos los productos agrícolas a su mesa.
En las fotos se puede ver cómo los campesinos siguen trabajando bajo el cielo carmesí en un campo de Oregon, mientras se tratan de iluminar con sus teléfonos celulares para poder continuar con la cosecha de pepinos. Ellos usan mascarillas N95, implementos que ante las condiciones actuales de aire impuro y temperaturas elevadas son insuficientes, según apuntó Dean Sidelinger, epidemiólogo de la OSHA.
Oregon es un estado meramente agropecuario, en sus tierras se cosechan más de 200 productos, entre ellos uvas, pepinos, zanahorias, papas y cebollas. Por eso depende de la mano de obra de hasta 180.000 migrantes provenientes de México y otros países de Latinoamérica.
En junio, las autoridades de salud de Oregon adoptaron medidas especiales para prevenir la propagación del coronavirus, ya que muchos campesinos comparten viviendas hacinadas de una sola habitación. Hoy, con los incendios forestales a cuestas se añade una circunstancia más que pone el peligro de estas personas en su trabajo.
“Estamos en un estado de emergencia, con evacuaciones en muchos condados, pero es importante que la gente sepa que los trabajadores allí siguen, respirando aire tóxico. No tienen flexibilidad para ausentarse, y si trabajan no tienen la protección que necesitan”, señaló Reyna López, directora ejecutiva del sindicato de Pineros y Campesinos Unidos del Noroeste (PCUN), en Woodburn.
“Tal vez sean héroes para algunos, pero no están yendo a trabajar en esas condiciones porque les guste sino porque tienen que pagar sus ‘billes’ (cobros) y mantener a sus familias. Muchos tienen miedo a perder sus trabajos, a sufrir otras represalias, o ser deportados”, añadió López. Ella ha denunciado esta situación en una carta que envió a la gobernadora Kate Brown y otras autoridades estatales.
Según las denuncias del PCUN, en algunas áreas como Mt. Angel la cosecha continúa incluso cuando los trabajadores se quejan por problemas de salud. En algunos casos hay trabajadores que llevan su propio equipo de protección personal (EPP), el cual deben costear de su propio bolsillo.
Ante ello, piden que la OSHA en Oregon elabore guías claras para la protección de los trabajadores agrícolas ante el humo de los incendios que se hacen cada vez más frecuentes en la zona cada verano. Para esto piden que los patronos se hagan cargo de los EPP y de ofrecer respiradores a sus campesinos.
El viernes 11 de septiembre, la OSHA de Oregon pidió a los empleadores que cesen o demoren los trabajos al aire libre y que tomen medidas de protección para sus trabajadores. Para esto último solicitó que se use mascarillas N95, en caso de que la calidad del aire llegue a niveles peligrosos. Por ahora el trabajo al aire libre permitido por esta agencia estatal se puede realizar en zonas de evacuación que se encuentren en los niveles 1 y 2.
Mientras tanto, Nancy Zaragoza sabe que si no trabaja cosechando uvas, no podrá pagar sus cuentas ni enviarle dinero a sus tres hijos en México. Sin embargo, los incendios no están tan lejos de su zona de trabajo. Cuenta que hace unos días, ella y sus compañeros lograron escaparse “de milagro” de un incendio que se propagó a solo 10 metros de ellos.
Tanto ella como sus compañeros saben que su trabajo es importante y que los incendios e dan todos los años. Pero los trabajadores agrícolas, piden que se les cuide y trate como lo que son : “trabajadores esenciales”.